Sentir dolor es inevitable. Sufrir es opcional (M. Kathleen Casey)

CAPITULO 4

Después de recoger las cosas de la taquilla salimos por la puerta principal, un sol cegador me dejó sin vista durante unos pocos segundos, seguimos hacia casa pues no teníamos muchas ganas de salir, ya saldríamos por la noche.

-Hasta luego chicas yo ya me voy por aquí.- Dije con un movimiento de la mano.
-Muy bien, hasta luego.-Dijo Alyssa mientras las demás hacían un movimiento de cabeza.

Tendría que andar un buen tramo pues mi casa estaba a 3 manzanas de la calle por la que me había desviado, pero la cuestión era que me apetecía andar un poco. Todavía seguía pensando en el chico de la noche anterior, quien sería y que podría querer estando bajo mi ventana. Seguí dándole vueltas a eso hasta que llegué a casa, cuando pasé por la puerta fui directa a mi habitación, no tenia ganas de nada. Me tumbé en la cama cerré los ojos y me quedé dormida. Al despertar miré el reloj las 3:30 de la madrugada, no tenía ganas de dormir pero tampoco de levantarme así que me dediqué a mirar el techo de mi habitación, como mis ojos ya estaban acostumbrados a la oscuridad así que me fue fácil ver en ella, me imaginé que no tenía techo y podía ver las estrellas, y en ese momento el techo desapareció y puede ver las estrellas claramente a pesar de que mi habitación daba a la calle y las farolas estaban encendidas. Me desperté sobresaltada, había sido una pesadilla aunque eran las 3:30 de la madrugada, miré hacia el techo y volví a imaginar que no estaba allí pero no sucedió nada. Me desperecé me puse el pijama pues me había quedado dormida con la ropa de calle, fui hacia la habitación de mis padres pero no había nadie como de costumbre, bajé a la cocina y me prepare un bol de leche con cereales de chocolate, mis preferidos. Después de terminar mi bol lo dejé en el lavavajillas fui a la entrada y me puse una chaqueta fina pues no hacía mucho frío, cogí las llaves de casa y me fui a dar una vuelta por la calle. No había mucha gente pero la poca gente que había eran mas bien jóvenes y personas adultas sentadas en el porche de casa o bien tumbadas en el césped, yo proseguí mi camino, no tenía dirección pero a un así seguí caminando. Al cabo de un tiempo me cansé de andar y me fui encaminando a casa, sentí unos ojos en la nuca y me giré asustada, pero allí no había nadie solo un pequeño perro, el cuál se acercó a mi y se tumbó de forma en que le pudiera acariciar la barriguita, me dio pena pues parecía que no había nadie detrás de el ,es decir, no tenía dueño, decidí llevarlo a casa, mis padres no se darían cuenta. Al llegar a casa, dejé al pequeño perro en el suelo me quité el abrigo cerré la puerta y dejé las llaves en la encimera, cogí al perro y fui con el a la habitación, improvisé una cama para él con toallas de ducha al lado de mi cama y lo dejé en ella, me quité el pijama porque tenía calor, miré al perro que estaba tumbado de tal forma que parecía que me estuviera observando, me metí en la cama y cerré los ojos, pero me quedé pensando en como se llamaría el perro, me giré hacía el lado en el que se encontraba el perro me quedé observándole pensando en que nombre le podría poner. Me encontraba en mi habitación observando detenidamente al perrito que sostenía entre mis brazos, seguía pensando en que nombre le podría poner, Boop, Chispa, Claus …, no sabía. Gabriel.
Me levanté con ese nombre plasmado en la mente, llamaría así al perro, tenía cara de Gabriel jeje si eso. Bajé a la cocina para prepararme el desayuno y había una nota pegada a la nevera, ¿seria de mi madre?, no creo, me acerqué a leer la nota y ponía:

Te observo mi pequeña princesa.
                                                   G.
La nota estaba escruta con una letra perfectamente trazada, parecía que fuera una letra antigua pero…, ¿Quién habría escrito la nota? Ni mi madre ni mi padre habían sido, no tenían esa letra tan perfecta, no me dio tiempo a darle mas vueltas, el teléfono comenzó a sonar.

Descolgué el teléfono-¿Si?
-Elia soy yo Edeline-Dijo emocionada.
-A hola dime, estas muy emocionada ¿no?.
-Si la verdad es que si, hemos quedado para ir a la playa. Primer día de playaaaaaaaaa!
-Jajaja, muy bien me visto y voy besos.-Colgué.

Subí a mi habitación y me puse el bikini de marinera, unos pantalones cortos de playa y unas chanclas a juego con el bikini, cogí una mochila en la que guardé las cosas necesarias para un día de playa y bajé.

-Ola Gabriel no te había visto en todo el día.-Dije agachándome y acariciando esa pequeña cabecita peluda, era una preciosidad.

Cogí un bol de cereales no muy grande y le puse un poco de leche, no tenía pienso, primera cosa que hacer antes de volver a casa.
Cogí las llaves y mis gafas de la encimera, me puse las gafas y me dirigí a la playa.